Entorno urbano

La existencia de viejas urbanizaciones y jardines con árboles de gran porte permite una mezcla de especies de fauna más propiamente adaptadas a núcleos urbanos, con otras de carácter y querencias más "silvestres".

Entre las primeras destacan aquéllas que encuentran seguridad y facilidad para construir sus nidos entre las construcciones humanas, donde además tienen menos predadores potenciales. Muchas de estas especies sacan provecho y beneficio de los desperdicios humanos. Entre estas especies más estrechamente ligadas al medio humano y que pueden observarse con relativa facilidad podemos citar al gorrión común (Passer domesticus), estornino pinto (Sturnus vulgaris), el mirlo (Turdus merula), avión común (Delichon urbicum), ratón casero (Mus musculus) y de campo (Apodemus flavicolis), aparte de otras exóticas, como la tórtola turca (Streptopelia decaocto) o las propias ratas.

La existencia de viejas edificaciones con muros y jardines provistos de zonas arbustivas, así como de árboles grandes y con oquedades, permite que la riqueza faunística sea aún más amplia, comenzando por la propia comunidad de invertebrados. De esta forma, se puede observar, aunque en menor número, a otras especies que, aprovechando esos refugios, son también capaces de aprovechar los recursos del núcleo urbano.

Entre las aves encontramos a los zorzales comunes (Turdus philomelos), al carbonero común (Parus major), la lavandera blanca (Motacilla alba), colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), al vencejo (Apus apus) y a algunas rapaces como la lechuza común  (Tyto alba), el autillo europeo (Otus scops) o el propio cernícalo (Falco tinnunculus).

Grupos faunísticos

Para otros grupos faunísticos como los mamíferos estarían inventariados, además de micromamíferos y quirópteros, la comadreja (Mustela nivalis) y la gardunña (Martes foina) y dentro de los anfibios y reptiles, el sapo partero común (Alytes obstetricans), la culebra viperina (Natrix maura) y lagartijas (Podarcis sp.). Recientemente se han detectado ejemplares de salamanquesa común (Tarentola mauritanica) en el Puerto Viejo, la cual se trata de una espece alóctona en nuestro municipio.

Otro aspecto destacable del núcleo urbano getxotarra es su proximidad a una gran variedad de hábitats naturales. Aparte de estas especiales zonas verdes, dependiendo de qué zona visitemos, podemos encontrarnos junto al mar o los acantilados, junto a un río o a un humedal, junto a un hábitat de campiña con sus campas, bosquetes, huertas y setos, etc. De esta forma la vegetación natural, que muchas veces acompaña a la ornamental instalada en parques y jardines, varía dependiendo del ambiente en el cual nos encontremos, al igual que la fauna. Así, si paseamos por el Abra, cerca del mar, podremos deleitarnos con gaviotas de diferentes especies, charranes, limícolas, zampullines...; mientras que, si recorremos el río Gobela nos acompañará el canto del cetia ruiseños (Cettia cetti) y podremos observar al ánade azulón (Anas platyrhynchos), a la gallineta (Gallinula chloropus) y al galápago leproso (Mauremys leprosa), entre algún que otro galápago exótico.

En cambio, si nuestro recorrido se dirige hacia la zona rural, la riqueza se incrementará y podremos observar una gran variedad de pajarillos como los mosquiteros, verdecillos, jilgueros, currucas, siendo quizás uno de los más característicos el petirrojo europeo (Erithacus rubecola).

Este hábitat en mosaico, donde el núcleo urbano se funde con el rural y donde apareen las huertas, los prados, áreas arboladas y viejos caseríos y que da comienzo a la campiña, nos permitirá deleitarnos con una grandísima variedad de especies de flora y de fauna, tanto vertebrada como invertebrada. Hasta estos límites con lo urbano llega el astuto raposo o zorro rojo, que aprovecha los desperdicios y alimentos de esta área de transición.

NOTA: imágenes cedidas por Xabier Buenetxea